El Evangelio del domingo.


El Evangelio del domingo
Domingo de Ramos
Domingo 1 de abril de 2012

Evangelio según san Marcos 15, 1-39

Pasión de nuestro Señor Jesucristo

(Leer el texto de este Evangelio o de los otros, o contemplar los misterios dolorosos del Santo Rosario, los diversos momentos del Via Crucis, u otros relatos que actualicen estos momentos de la vida de Jesús)

Comentario:

Hoy invito a acercarnos a la Pasión y muerte del Señor siguiendo esos relatos de manos de la Virgen y haciendo extensivo este ejercicio a los demás días de la Semana Santa.

Nos introducimos en este ejercicio de la mano de San Josemaría:

“Señor mío y Dios mío,
bajo la mirada amorosa de nuestra Madre,
nos disponemos a acompañarte
por el camino de dolor,
que fue precio de nuestro rescate.
Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste,
ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito,
porque eres inocente y vas a morir por nosotros,
que somos los únicos culpables.
Madre mía, Virgen dolorosa,
ayúdame a revivir aquellas horas amargas
que tu Hijo quiso pasar en la tierra,
para que nosotros, hechos de un puñado de lodo,
viviésemos al fin
in libertatem gloriæ filiorum Dei,
en la libertad y gloria de los hijos de Dios. (Via Crucis)

Para nosotros los cristianos la Pasión y Muerte de Jesús es el camino de la Resurrección:

“Cristo vive. Esta es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe. Jesús, que murió en la Cruz, ha resucitado, ha triunfado de la muerte, del poder de las tinieblas, del dolor y de la angustia. No temáis, con esta invocación saludó un ángel a las mujeres que iban al sepulcro; no temáis. Vosotras venís a buscar a Jesús Nazareno, que fue crucificado: ya resucitó, no está aquí. Hæc est dies quam fecit Dominus, exsultemus et lætemur in ea; éste es el día que hizo el Señor, regocijémonos.

El tiempo pascual es tiempo de alegría, de una alegría que no se limita a esa época del año litúrgico, sino que se asienta en todo momento en el corazón del cristiano. Porque Cristo vive: Cristo no es una figura que pasó, que existió en un tiempo y que se fue, dejándonos un recuerdo y un ejemplo maravillosos.

No: Cristo vive. Jesús es el Emmanuel: Dios con nosotros. Su Resurrección nos revela que Dios no abandona a los suyos. ¿Puede la mujer olvidarse del fruto de su vientre, no compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidare, yo no me olvidaré de ti, había prometido. Y ha cumplido su promesa. Dios sigue teniendo sus delicias entre los hijos de los hombres”. (San Josemaría Escrivá, “Es Cristo que pasa”, n. 102)


Manuel Gordillo Cañas
Párroco de San Roque – Sevilla